Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Por medio de Cristo, han llegado a confiar en Dios. Y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque él levantó a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa.
Pero cada día el Señor derrama su amor inagotable sobre mí, y todas las noches entono sus cánticos y oro a Dios, quien me da vida.
Vivan sabiamente entre los que no creen en Cristo y aprovechen al máximo cada oportunidad.
Todo lo que den es bien recibido si lo dan con entusiasmo. Y den según lo que tienen, no según lo que no tienen.
Los que se burlan del pobre insultan a su Creador; los que se alegran de la desgracia de otros serán castigados.
¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!
Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo. Efesios 4:32.
Sin embargo, los que el Padre me ha dado vendrán a mí, y jamás los rechazaré.
No descuides el don espiritual que recibiste mediante la profecía que se pronunció acerca de ti cuando los ancianos de la iglesia te impusieron las manos.