Pedro tenía que escaparse por un rato. Cuando uno vive en un apartamento con dos hermanitos y una hermanita, nunca se puede estar solo. Por suerte, detrás del apartamento donde vivía Pedro, había un bosquecito donde no había edificios. A Pedro le gustaba explorarlo siempre que podía. Un día encontró un espacio abierto, rodeado por arbustos que parecía que nadie conocía. Era un lugar perfecto para esconderse, leer, soñar o pensar. Así que termino sus tareas rápidamente y le pregunto a su mama si podía salir a jugar.
Sucederá en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando se toque la trompeta final. Pues, cuando suene la trompeta, los que hayan muerto resucitarán para vivir por siempre. Y nosotros, los que estemos vivos, también seremos transformados.